En los estudios preliminares para saber si
había alguna investigación relacionada con su tema, Rubio y su equipo
detectaron que en la industria de la fotoluminiscencia la
generación de este tipo de luz se enfocaba en la industria del plástico, de
juguetes y aparatos eléctricos, y la industria del cemento estaba abandonada y
ahí radica su potencial.
Según el investigador,
la producción anual de cemento a nivel mundial es unos 4 billones de toneladas
y este elemento, después del agua, es considerado el material más utilizado por
la sociedad, por lo que es importante darle mayor funcionalidad.
La investigación se financió con el apoyo de la
casa de estudios y tuvo una inversión de aproximadamente 50 mil pesos.
Tras sus investigaciones Rubio decidió que su
principal objetivo era hacer fosforescente el cemento; es
decir, darle “cierta capacidad de absorber luz” y esa característica se obtiene
mediante por un proceso de policondensación de materias primas.
“Buscamos que la luz penetre el material hasta
cierto nivel. En el caso del cemento convencional, el Portland, no tiene esa capacidad
ya que cuando la luz llega a la superficie no penetra”, explicó.
La absorción de luz que Rubio buscaba darle al
cemento, la principal modificación y contribución a la tecnología, era parcial
y no total; no trataba de hacer el cemento transparente, pero sí cambiar esa
posibilidad en su interior.
Para ello modificaron las características del
cemento para que absorbiera “hasta ciertos niveles de su superficie energía y
luz, las ondas electromagnéticas, para que se cargara y posteriormente pudiera
emitir luz”.
El especialista en materiales por
el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), Unidad Querétaro, indicó que cualquier fuente
de luz que el material reciba es capaz de “cargar” al cemento.
Pero cuanto mayor sea el nivel de intensidad es
mejor, y en este caso la luz solar cumple con esa capacidad, además de que en
su espectro abarca la luz ultravioleta, la de más provecho para sus propósitos.
Mediante la modificación que le practicó al
cemento, Rubio evitó la deformación, decoloración y cristalización que se da
regularmente en la industria del plástico, y de paso le dio fortaleza a su
cemento, el cual tendrá una duración de 100 años, ya que la radiación solar no
le hace absolutamente nada.
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