jueves, 17 de noviembre de 2016

Surgimiento de la idea

“Hace 10 años estaba trabajando en un proyecto para una empresa privada mexicana dedicada a la construcción de carreteras y fabricación de señalamiento vial, me pidieron realizar nuevos productos para señalamiento vial y empecé a trabajar con materiales plásticos fluorescentes (plásticos de colores muy intensos y brillantes como los marca textos, uniformes de seguridad o ropa deportiva), afirma José Carlos Rubio Avalos.


Una vez que concluyó el proyecto para la empresa privada sobre los plásticos fluorescentes, el investigador comenzó a estudiar la “fotoluminiscencia” que se divide en dos grandes áreas la “fluorescencia” y la “fosforescencia”.


Inició el proyecto con plásticos fosforescentes (son los plásticos muchas veces hechos juguetes, relojes, o dispositivos eléctricos que brillan o emiten luz en la oscuridad una vez que se cargan por alguna fuente de luz) sin embargo notó que los plásticos cuando se exponen a la radiación solar, el sol los destruye en poco tiempo por su naturaleza orgánica (provienen del petróleo) por ello pensó que sería fabuloso el contar con un cemento comercial que pudiera absorber la luz parcialmente y posteriormente emitirla, un cemento fosforescente que no existía en aquel entonces y cuya naturaleza inorgánica (dado que se fabrica con rocas) soportará el paso del tiempo.


“Fue entonces que surge la idea, la cual se tuvo que trabajar mucho para que fuera funcional dado que el cemento es opaco y no permite el paso de la luz. Una vez que modifiqué su micro-estructura pude crear este nuevo cemento generador y emisor de luz que no modifica ni el proceso de fabricación del cemento actual, ni su forma de aplicación” explica el investigador a Mundo Hispánico. 


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